¿Te ha pasado alguna vez que te enamoras de algo —como tocar el piano— pero aun así lo dejas a un lado? A mí sí. Esta es mi historia.
Durante un tiempo, me sentí completamente conectada con mi piano. Era mi rincón de escape, mi espacio sagrado. Pero luego... me rendí.
Sí, así como suena: me rendí. No es fácil. Me preguntaba: ¿Los pianistas famosos también se habrán sentido así alguna vez? ¿Habrán pensado “esto no es para mí”?
Me cuesta imaginar cuántas veces habrán comenzado, abandonado, y vuelto a empezar. ¿Y sabes qué? Quizás lo hicieron. Y quizás por eso llegaron tan lejos.
A mí me pasó. Me rendí.
Mi hermoso piano ahora está ahí, en una esquina, acumulando polvo. Me duele verlo así, porque me encanta tocar, pero a veces simplemente no encuentro la fuerza para dar ese primer paso.
Y es que el paso más difícil no es estudiar teoría, ni practicar escalas.
El paso más difícil es sentarme en la banqueta y abrir el piano.
Una vez que empiezo, el tiempo vuela. Puedo pasarme horas tocando, disfrutando, volviendo a sentir esa magia entre mis dedos y las teclas. Pero aún así, cada día paso junto a él y le digo “mañana”.
Y al día siguiente, lo mismo:
“Mañana, hoy tengo muchas cosas.”
Y por la noche, ahí sigue mi piano… esperando.
A veces me pregunto:
¿Quién envejece más con el tiempo? ¿El piano o yo?
¿Por qué me rindo si tocar piano es mi sueño?
Una vez escuché a una muchacha famosa en YouTube decir algo que se me quedó grabado:
“Cuando no tengas ganas de hacer algo, cuenta hasta tres. 1, 2, 3… y hazlo.”
Suena simple, pero tiene poder. Tal vez necesito solo eso: un pequeño impulso, no una gran motivación.
Sé que no soy la única. Tal vez tú también estás leyendo esto porque sentiste lo mismo alguna vez.
Te entiendo.
¿Qué puedo hacer para volver a tocar el piano?
Aquí hay algunas ideas que quiero probar y que quizá a ti también te sirvan si estás en la misma situación:
1. Establece una rutina diaria (aunque sea de 5 minutos)
No necesitas una hora. Empieza con 5 minutos al día. Lo importante es crear el hábito. Como decía un maestro: “La constancia vence al talento cuando el talento no es constante.”
2. Hazlo fácil
Deja el piano abierto. Ten una pieza fácil lista. Haz que sea accesible. Reduce la fricción.
3. Crea un pequeño ritual
Prepárate una taza de té, pon una vela, y siéntate al piano como si fuera tu momento sagrado.
4. Visualízate tocando
Antes de dormir, imagínate a ti misma tocando esa canción que te encanta. Visualiza tus manos moviéndose con fluidez.
5. Cuenta hasta 3 y hazlo
Funciona. En serio. 1… 2… 3… y tus manos están sobre el teclado.
Conclusión: Rendirse no es el final
Tal vez me rendí por un tiempo. Tal vez tú también. Pero rendirse no es fracasar, es parte del proceso. Lo importante es volver. Aunque sea con pasos pequeños.
Porque cuando amas algo de verdad, siempre hay una forma de volver a empezar.
¿Te sentiste identificada con mi historia?
Cuéntame en los comentarios: ¿alguna vez te alejaste de algo que amabas? ¿Qué hiciste para volver?
¿Buscas más ayuda para aprender piano?
🛍️ Nota
Algunos de los enlaces en este post son enlaces de
afiliado. Eso significa que si haces una compra a través de ellos, yo recibo
una pequeña comisión sin costo adicional para ti. Gracias por apoyar este
proyecto y ayudarme a seguir compartiendo contenido útil y con cariño. 💛